Es el segundo macromineral más abundante en el organismo.
Aproximadamente un 85% se encuentra combinado con el calcio en huesos y dientes interviniendo en su adecuada mineralización.
Se encuentra en los alimentos siguientes, entre otros:
Funciones fisiológicas:
Está relacionado con el metabolismo energético, ya que forma parte de la molécula de adenosintrifosfato (ATP) o "moneda de cambio" energética.
Forma parte de las estructuras óseas junto con el calcio.
Forma parte de las estructuras moleculares de los nucleótidos.
Forma parte de los fosfolípidos de las membranas celulares; el grupo fosfato del fosfolípido aporta a la molécula una carga eléctrica negativa, permitiendo así en solución acuosa la formación de la doble capa lipídica, a la vez que confiere a los fosfolípidos propiedades detergentes.
Los fosfatos representan el principal amortiguador intracelular y urinario: es interesante indicar que las concentraciones intracelulares del elemento son mucho más altas que las extracelulares, y que los compuestos fosforilados no se transportan fácilmente a través de las membranas biológicas.
El fósforo participa en el ciclo de energía, a través de la fosforilación de la glucosa (durante su metabolismo, la glucosa utiliza dos moléculas de fósforo).
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